Tema 2 – Carla Bouzada

¡Hola a tod@s!

En esta entrada trataremos una cuestión relacionada con la materia trabajada en el tema 2:

El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. Objetivos, métodos y prioridades de la política lingüística europea.

Como ya sabemos, el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas o MCER es un marco de referencia de reconocimiento internacional para medir o describir el dominio de un idioma. Es decir, es una forma de reflejar lo que hablas y entiendes de una lengua.

Aquí os dejo un documento del Instituto Cervantes con información más detallada:

Aunque ni siquiera seamos conscientes, nos referimos a él constantemente: cuando vemos una oferta de trabajo en la que se requieren idiomas, cuando nos matriculamos en un curso de idiomas o sencillamente cuando hablamos del nivel que tenemos (B2, C1, etc.).

Precisamente, la descripción de ese nivel se hace a través de un sistema de seis niveles (A1, A2, B1, B2, C1, C2) que establece las fases de aprendizaje de un idioma. Cada uno de ellos nos indica qué capacidades debemos tener para encontrarnos en esa fase y determina si podemos llevar a cabo de forma correcta tareas específicas en esa lengua, como puede ser expresar una opinión o argumentar una idea en un debate.

Centrándome en mi experiencia personal…

Como profesora de inglés de clases particulares, he preparado a alumnos para diferentes exámenes (Cambridge, Trinity, EOI, Centro de Linguas, etc.), de instituciones que se rigen por los criterios del MCER.

Desde mi punto de vista, a pesar de su supuesta unificación, a nivel práctico existen importantes diferencias entre las distintas instituciones respecto a cómo interpretan este sistema de niveles. Es vox populi que resulta más sencillo sacarse un certificado de B2 en el Centro de Linguas que a través de Cambridge. Suponemos que debido a esto, a la hora de presentar una solicitud de trabajo siempre se considera de más mérito tener un FIRST de Cambridge, cuya dificultad es la que  le da más prestigio, aunque no se deba al conocimiento que requiere en sí sino a tener experiencia con el tipo de ejercicios que se plantean en estos exámenes. Dado que el MCER no es rígido y da libertad para aplicar diferentes metodologías, encontramos que en algunos casos se trabaja más desde un enfoque oralista (EOI) o desde uno gramatical (Cambridge).

Independientemente de las valoraciones sociales de estas instituciones y de sus diferencias, la existencia de un marco común tiene varias ventajas. Por ejemplo, por un lado, facilita la movilidad y el acceso a diferentes mercados laborales y por otro, facilita la integración de estudiantes en diferentes países.

En cuanto al acceso a mercados laborales, si bien es cierto que los títulos de idioma ayudan a la hora de acceder a puestos en el extranjero, lo que suele ser determinante son las entrevistas en las que el aspirante demuestra su nivel de competencia. Es decir, si el certificado que tenemos acredita un nivel B2 pero ese no es nuestro nivel real, no nos sirve para nada.

Lo mismo sucede con la movilidad de estudiantes de distintos países en el marco de programas de intercambio europeos como es el Erasmus, que permiten realizar parte de nuestros estudios en el extranjero. En mi experiencia Erasmus, en la universidad de Montpellier, pude constatar la existencia de grandes diferencias de nivel entre unos países y otros, aunque probablemente esto se deba más a las políticas educativas y lingüísticas de cada país que al MCER.

En cualquier caso, no niego la utilidad del MCER como herramienta para una mayor homogeneización y como referencia, pero considero que esta unificación debe ser más efectiva.

¿Cuál es vuestra opinión del tema?

1 comentario en “Tema 2 – Carla Bouzada”

  1. ¡Hola Xiana!

    La reflexión que haces sobre la eficacia, o no, del MECR es muy acertada. Como opinión personal creo que vivimos en una sociedad de «títulos» en los que si no se tiene X título no te permite acceder a cierta beca o cierto puesto de trabajo, además de tener que pagar por algo que acredite tu nivel en un idioma. Es verdad que el MECR ha ayudado a estandarizar unos niveles mínimos y máximos de niveles de idioma, pero como mencionas, creo que existen muchas carencias a la hora de examinarse. Pongo como ejemplo los modelos de exámen que se hacen en mi idioma de especialidad, portugués: estos exámenes constan de 4 partes, de las cuales 3 son escritas (producción y comprensión lectora y escrita y comprensión oral) y solamente una es totalmente oral, la producción. Si realmente el MECR establece un marco de acción para el alumnado y que este tiene que ser competente en situaciones reales, ¿por qué siguen este modelo? ¿No sería más conveniente realizar un examen conversacional con una duración determinada en el que se observara todas las competencias que requiere el MECR? O que se opte por un modelo de examen en el que la oralidad pese más que lo escrito.
    Son reflexiones que he ido teniendo durante tiempo precisamente porque ya he tenido bastante contacto con modelos de examen de certificación y nunca he estado de acuerdo del todo en cómo los evalúan.

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